domingo, 9 de noviembre de 2014

CORRESPONDENCIA CON MONSEÑOR ROMERO.


SAN ROMERO. EL SALVADOR

la noticia de que será llevado a los altares el obispo a quien ya se le llama cariñosamente San Romero puede ocasionar reacciones encontradas, por eso quisiera alertar a quienes como yo, por largo tiempo, nunca lo conocimos sino a través de prejuicios, que es la peor forma de desconocer a alguien. Con honestidad intelectual, descubrí a Monseñor Óscar Arnulfo Romero cuando vi el cariño con que el papa Juan Pablo II visitó su tumba. Después, escuché a laicos, sacerdotes y obispos sabios, entre ellos monseñor Fernando Sáenz Lacalle y a don Pepe Simán, explicar la profunda espiritualidad de sus mensajes. Pero lo que más me admiró fue que en 2005, la Comisión de Postulación de la Causa de Monseñor Romero, al finalizar un profundo estudio de 10 años de sus escritos, estableció que “no era un obispo revolucionario, sino un hombre de la Iglesia, del evangelio y de los pobres” (Vincenzo Paglia, noticias EDH, 22-03-05).

En ocasiones, este sencillo sacerdote zarandeaba con sus homilías las conciencias cuando se trataba de cuestiones tan graves como el maltrato o muerte a los más débiles y enfermos (la eutanasia o el aborto), así como la lucha contra la corrupción. La herencia y el ejemplo de San Romero pronto serán para toda la Iglesia Católica, por lo cual no pueden ni deben utilizarse para fomentar valores progresistas socialistas ni el odio y rencor de clases, entre pobres y ricos, obreros, campesinos y dueños, o entre hombres y mujeres. Monseñor Romero coincidiría con el papa Francisco en que nos afanemos por establecer la civilización del amor, convirtiéndonos en sembradores de paz, alegría y solidaridad.
  KAREN VELADO.

 http://www.laprensagrafica.com/2014/11/09/motivos-de-unidad-voto-cruzado-y-san-romero